El Servicio Agrícola y Ganadero formalizó la entrega a INDAP de 600 trampas de monitoreo de la plaga drosófila de alas manchadas, Drosófila Suzukii.

La actividad, realizada con todas las medidas de seguridad en un predio agrícola de propiedad de Delia Núñez, de la localidad de San Juan de la Sierra, permitió contextualizar el trabajo mancomunado entre ambas instituciones del agro que tienen por norte propiciar que los pequeños/as productores y productoras, especialmente de frambuesas, cuenten con las herramientas informativas que les permitan tener control de la plaga en sus producciones.

“Es muy relevante la interacción que hay entre los distintos servicios del agro, para atacar un problema que puede ser gravísimo para los productores y productoras. Nos enfrentamos a una plaga que en otros países, y en otras regiones, ha generado estragos con importantes pérdidas en las producciones. El trabajo de todos es clave para generar los cambios paradigmáticos que tenemos que tener en los sistemas productivos”, señaló Joaquín Arriagada, seremi de Agricultura.

La drosófila de alas manchadas es considerada una plaga emergente e invasiva. Corresponde a una pequeña mosca que fue detectada en nuestro país en 2017. Es polífaga, ya que ataca a una amplia gama de cultivos de frutas, así como a un número creciente de frutas silvestres, en especial las frambuesas que ha sido el nicho donde el SAG ha realizado acciones de control desde su detección el año 2018.

Es una grave amenaza económica en los cultivos, porque a diferencia de la mayoría de las especies de su género -denominadas comúnmente “moscas del vinagre” (las cuales no son plagas, debido a que infestan fruta sobre-madura, caída o en estado de fermentación)- las hembras de esta especie oviponen en frutas sanas que se encuentran en estado de maduración y que preferentemente poseen epidermis suave y delgada.

Posteriormente, sus larvas se desarrollan y se alimentan de la pulpa de la fruta, generando que ésta se vuelva no comercializable. Esta plaga ha demostrado tener una rápida expansión, una fecundidad típicamente alta y un ciclo vital de corto tiempo, lo cual sumado a la disponibilidad de hospederos y a las condiciones climáticas de nuestro país podemos concluir que es posible encontrar zonas con condiciones adecuadas para el establecimiento y dispersión de esta plaga en Chile.

“Es necesario que tengamos la colaboración de toda la comunidad, no solo de los usuarios que están trabajando hoy con las trampas, sino que de todos. Tenemos que estar pendientes a la potencial aparición de especímenes de la plaga, ya sea en las trampas o en el mismo monitoreo que haga cada productor. Tenemos que abrazar este esfuerzo como comunidad y tratar de sacar la tarea adelante para que no se transforme en un problema que afecte la economía de los productores y productoras”, manifestó Juan García, director regional de INDAP.

En la región existen 150 productores y productoras de frambuesas cuyo principal destino es el procesamiento como frutos congelados, la mitad de los cuales reside en localidades de la comuna de Chimbarongo. El promedio de producción llega a mil metros cuadrados por productor/a.

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Por tribuna