En la biblioteca de San Fernando fue lanzado recientemente el libro “Santa Rosa de Lima en Pelequén: Peregrinación multicultural en la región de O’Higgins”, proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, línea cultura regional 2024 que busca poner en valor esta tradicional fiesta religiosa de nuestra región.

La obra realizada por la historiadora Catherine Valenzuela, la socióloga Jasna Ivusic y la fotógrafa Karen Fuentes, nos sumerge en la historia de esta festividad, abordando su origen, evolución y significado dentro de la identidad regional.

A través de una rigurosa investigación, basada en archivos históricos, testimonios y talleres participativos, la obra reconstruye el devenir de una práctica que no solo refuerza la religiosidad popular, sino que también actúa como catalizador de transformación comunitaria.

El libro estructura su análisis en cuatro períodos clave, desde fines del siglo XIX hasta la actualidad. Este enfoque permite entender cómo la festividad ha sido moldeada por transformaciones sociales como la llegada del ferrocarril, el crecimiento del comercio y los efectos de desastres naturales, como el terremoto de 2010 que destruyó parte del santuario.

Catherine Valenzuela, responsable del proyecto, señaló que “buscando información del ramal de San Fernando a Pichilemu, surgió el dato de que la estación de Pelequén programaba viajes especiales en agosto y septiembre, considerando cien mil personas cada año. Esto nos interesó y decidimos hacer esta investigación que postulamos al FONDART Regional.”

Primera santa de Latinoamérica

La figura de Santa Rosa de Lima es una de las más veneradas de la tradición católica en América Latina. Isabel Flores de Oliva, su nombre de nacimiento, fue una mujer que desde temprana edad abrazó una vida de sacrificio y entrega espiritual, marcada por una intensa mística y experiencias de mortificación. Su vida estuvo atravesada por episodios de penitencia extrema y visiones divinas, lo que la llevó a ser canonizada en 1671 como la primera santa de América.

Su imagen es inconfundible: vestida con el hábito de las dominicas terciarias, con una corona de rosas en la cabeza y, en muchas representaciones, sosteniendo al Niño Jesús o una cruz en sus manos. Este ícono no solo es una representación visual de su devoción, sino que también encarna los valores de la fe, la pureza y la fortaleza espiritual. “En el imaginario popular, Santa Rosa es vista como una intercesora poderosa, especialmente en momentos de angustia y enfermedad” agrega la responsable del proyecto.

Según la tradición local, la veneración a Santa Rosa en este pueblo comenzó cuando a su imagen se le atribuyeron múltiples milagros. Desde entonces, la devoción se extendió, convirtiéndo la festividad en una de las más importantes del país.

Manifestación de fe y transformación social

Las investigadoras señalan en el libro que el acto de peregrinar es, en sí mismo, una metáfora de la búsqueda espiritual y de la resiliencia ante la adversidad. Quienes llegan a Pelequén lo hacen con promesas y agradecimientos, cargando con historias de milagros. Este aspecto de la devoción popular es abordado en el libro con una sensibilidad que permite comprender la peregrinación no sólo como una manifestación religiosa, sino también como un fenómeno cultural que articula tradición y modernidad.
La obra ahonda en las características propias de esta peregrinación: A diferencia de otras festividades religiosas andinas, donde la música y la danza tienen un rol central, en Pelequén la expresión de fe se manifiesta principalmente a través del pago de mandas. Estas promesas, que incluyen caminatas de kilómetros, ofrendas y actos de sacrificio personal, evidencian la forma en que la religiosidad popular se entrelaza con las necesidades individuales y colectivas.

Festividad multicultural

Uno de los aspectos más interesantes que la obra resalta es el carácter multicultural de la peregrinación. En Pelequén, convergen feligreses de distintas regiones y contextos sociales, generando un espacio de encuentro que va más allá de lo meramente religioso. Durante la celebración, Pelequén se transforma en un gran mercado al aire libre, donde comerciantes, artesanos y emprendedores encuentran en la festividad una oportunidad para el sustento. “Este intercambio económico, que tiene raíces en las prácticas de trueque precolombinas, es una de las dimensiones que refuerza el carácter integral de la festividad, uniendo lo espiritual con lo material” agrega Catherine Valenzuela.

Además, la historia de la iglesia de Pelequén refleja las dificultades y la resiliencia de la comunidad. Desde su primera construcción en el siglo XIX hasta su destrucción y reconstrucción tras terremotos, el santuario ha sido testigo de la fe inquebrantable de sus devotos, quienes han sostenido su legado a pesar de las adversidades.

Más allá de su valor histórico, Santa Rosa de Lima en Pelequén nos invita a reflexionar sobre el papel de las festividades religiosas en la construcción de la identidad regional. Como bien nos recuerda este libro, las festividades como la de Santa Rosa no solo son un recordatorio del pasado, sino también una forma de proyectar la fe y la cultura hacia el futuro.

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Por tribuna